Este pequeño cuento resume el porque de la creación de este blog. Con mucho cariños les doy la BIENVENIDA a todo aquel que lo visite y quiera quedarse, que lo disfruten. Graciela

"A las puertas del cielo llegaron un día cinco viajeras
- ¿Quienes son Ustedes? les preguntó el guardián del cielo.
- Somos - Contestó la primera - LA RELIGIÓN
- LA JUVENTUD...- dijo la segunda
- LA COMPRENSIÓN...- dijo la tercera
- LA INTELIGENCIA... - dijo la siguiente
- LA SABIDURÍA - dijo la última
- Identifíquense!! - ordenó el carcerbero
Y entonces...
La religión se arrodilló y oró. La juventud se rió y cantó. La comprensión se sentó y escuchó. La inteligencia analizó y opinó. Y la sabiduría... contó un cuento."


(tomado de una idea de Anthony de Mello, modificada por Jorge Bucay)


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domingo, 24 de octubre de 2010

HOLA PAPI!!



Hola Papi ¿Qué haces? ¿Cómo andas? Te llamaba para hablar de un temita. ¡Bah! Temita… de un tema. Bueno, tampoco vas a desmayarte. Está todo bajo control. Es sólo que hace rato tenía ganas de que charlemos un ratito… sin presiones, sin apuros, sin un “te dejo que tengo que estudiar para el parcial” ¿me explico? Es como que de repente dije: “qué ganas de charlar con papi… así…saber de tu vida, de tu trabajo, de tus cosas… o que vos sepas de las mías, acá tan lejos de casa. Que me digas cómo me ves. Que te cuente lo que estoy por hacer, o lo que ya dejé de hacer. Mis proyectos. Mis notas. De mis nuevos amigos. ¡Bah! Hablar de vos y de mí. Como me enseñaste de chica ¿te acordás? hablando se entiende la gente, me decías. ¿ y qué cierta era esa frase!. Es que en el fondo vos sos todo un filósofo papi. Y yo realmente te admiro en ese aspecto. En ese… como en tantos otros. Como el “saber escuchar” por ejemplo. Eso que estás haciendo ahora y que tanto voy a agradecerte. ¿Sabes la cantidad de gente que no sabe lo que es escuchar, pá? Que te corta en la mitad y no te deja terminar de decir lo que querías decir… Sí, seguro que lo sabes. Porque si hay algo que vos hiciste fue vivir. Vivir y darnos, a mi hermana y a mí, un ejemplo de vida imbatible. Nunca voy a dejar de agradecértelo papi. Posta te lo digo. Porque haber aprendido a escuchar es hoy una de mis más grandes virtudes. Todo el mundo me lo dice ¿Y de quién heredé esa virtud? ¿De vos papi! ¿Qué creías… que a mí sólo me enorgullecía haber sacado tus ojos? ¿O tu altura? ¿O tú inteligencia? No digo que no me encanta tener tus ojos ¿¿¿Si habré logrado cosas gracias a ellos!!!No, pá. No es eso. Pero para que mentirte. Más me encanta haber hecho propias tantas virtudes tuyas. Haberlas hecho carne. ¿Es que te vi hacer tantas cosas buenas por los que te rodeaban! Te vi llevar a tanta gente hasta su casa con tu auto, cual si fueras un remis, por enseñarnos a compartirlo todo. Tantos asados, hiciste para mis amigos y tantas veces te levantaste de noche a taparme para que no tome frío, o saliste corriendo a buscar un nebulizador para aplacar mi tos. ¿Qué gran ejemplo fuiste y sos, pá! Tantas cosas más tendría para decirte… que no terminaría nunca. Porque la lista sería larguísima. ¿Qué loco no? Antes, cuando estábamos juntos en casa, cualquier día cenando, o viendo tele, o lo que sea… nada de todo esto hubiera salido. Ni de mi boca, ni de la tuya. Es difícil decirse a la cara ciertas cosas en el día a día de la convivencia. Aunque sean rosas lo único que haya para tirarse. Uno no se levanta una mañana y sale del baño, así como así, cepillo de dientes en mano para decirle al padre “te quiero mucho”. ¡Somos raros los seres humanos! Pero es así. Cuando estás ahí sentado al lado del que querés, no se te da de hablarle. Por ahí tenés la oreja en la radio, o los ojos en la tele, pero no te nace decirle “Gracias Pá”, “es hermoso ser tu hija”, “sos un papá genial”, o lo que sea. Nada. A mí nunca me salió pá. Era como que tenía que estar lejos para ver con más claridad quién es cada uno en casa y valorarlos más a todos. Estar acá me hizo repensar que quizá me está llegando el momento de verte de otra manera papi. ¿Viste esa idea de que cuando te alejas del objeto podés verlo mejor? Bueno eso es lo que me enseñaron en la facultad, y es un hallazgo para mí. Algo en lo que realmente creo. Se suele decir que cuando uno empieza a ver a sus padres sin rebeldía y resentimientos, es cuando ya puede sentirse “adulto.” Pero pará. Si… me adelanto porque es como que pudiera escucharte decirlo: “hoy en día a los 21 años ninguna adolescente puede considerarse un adulto”. Aguanta un segundo más que venías bárbaro. Dejame terminar. Yo lo que pienso es que… cuando uno puede tomar distancia y deja de ver a los padres con el revanchismo del que quiere oponerse… ahí, justo en ese momento, es que uno entiende a los padres y vuelve a sentirse muy cerca de ellos ¿ya, ya sé! No te adelantes. Seguí escuchándome como vos sabes, que ya casi termino. Ya sé que yo siempre voy a ser tu chiquita. La nena. La que iba al boliche en el auto de papá y nunca le faltaba su papi, dormido sobre el volante del auto, esperando para llevarla de nuevo a casa. Ya sé, lo acepto. Acepto que fui y voy a seguir siendo tu chiquita siempre. Esa que espera el regalo para el día del niño a los 21 años. Que sigue escribiéndote una cartita para el día del padre como si fuera a la escuela primaria. O la eterna enamorada idílicamente de su papá. Voy a seguir pidiéndote que me lleves con vos a la cancha cuando vuelva en las vacaciones de verano a casa. Y por sobre todas las cosas, nunca voy a dejar de ser tu nena, pá. Eso grabátelo. Y que no se te borre en ningún caso. Menos que menos en este momento, en que te llamaba para avisarte que a partir de mañana… me voy a vivir con mi novio.


Cuento extraído de publicidad de telefonía.
Imágen pertenece a www.es.123rf.com

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