Este pequeño cuento resume el porque de la creación de este blog. Con mucho cariños les doy la BIENVENIDA a todo aquel que lo visite y quiera quedarse, que lo disfruten. Graciela

"A las puertas del cielo llegaron un día cinco viajeras
- ¿Quienes son Ustedes? les preguntó el guardián del cielo.
- Somos - Contestó la primera - LA RELIGIÓN
- LA JUVENTUD...- dijo la segunda
- LA COMPRENSIÓN...- dijo la tercera
- LA INTELIGENCIA... - dijo la siguiente
- LA SABIDURÍA - dijo la última
- Identifíquense!! - ordenó el carcerbero
Y entonces...
La religión se arrodilló y oró. La juventud se rió y cantó. La comprensión se sentó y escuchó. La inteligencia analizó y opinó. Y la sabiduría... contó un cuento."


(tomado de una idea de Anthony de Mello, modificada por Jorge Bucay)


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viernes, 6 de mayo de 2011

TEJER JUNTOS

Juan le pide a Matilde que le enseñe a tejer. ¿A tejer? Sí, a tejer.
El secreto del tejido está en la mano del tejedor; así como el secreto de la cocina, está en la mano del cocinero.
Ella entonces tomó una aguja y le enseñó a enhebrar los puntos.
Te enseñaré a tejer el punto de arroz... Tienes que hacer así: Con la otra aguja, tomas el punto por abajo y pasas la lana por arriba, y así, uno abajo, otro arriba, hasta terminar la vuelta. En la próxima vuelta, donde pasaste la aguja por abajo, ahora por arriba, y donde pasaste la lana por arriba, ahora por abajo, un punto tras otro punto, hasta terminar la vuelta.
Matilde, con sus manos habilidosas y justas, completó sus dos vueltas y le entregó a Juan el tejido.
Éste, inseguro, entreteje sus primeros puntos trabajosamente,
y con la propia inhabilidad del novato, completa sus dos vueltas y se lo entrega a su esposa.
- En el tejido, siempre la mejor vuelta, el mejor punto, es el que se está haciendo- pronostica, mientras hace sus dos vueltas, que al terminar, se lo ofrece a Juan. Y así, dos vueltas cada uno, van armando la tela. En el tejido se notan las diferencias. Las dos vueltas de Matilde ajustadas, constantes, prolijas; las dos de Juan, imprecisas y flojas. El hilado muestra las dos distintas manos, rayado horizontalmente por las diferencias.
Y así siguen tejiendo. Cada vez más preciso uno y otro; al cabo de un tiempo, las experiencias mutuas, los ajustes, se ven reflejados en lo hecho. Ambos, haciéndose responsables de su propio tejido, en la trama que les pertenece.
Con el devenir, un día Ignacio, su hijo de siete años, le pregunta:
-Papá, ¿qué es vivir?
El lo miró a los ojos, le puso suavemente su mano en el hombro, y le contestó:
-Hijo mío, vivir es tejer juntos.

Yuri Tabak

1 comentario:

  1. Cuanta verdad encerrada en esta metáfora que has hecho de la vida.
    Realmente lo noto dia a dia con mi esposo y "el tejido" tiene la trama cada ves mejor. Te dejo un beso y mi cariño

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Gracias por dejarme unas palabras, disfruto mucho encontrarlas, recuerden que pueden comentar como anónimo si no tienen cuenta encontrarán la opción dentro del cuadro de "comentar como"