Este pequeño cuento resume el porque de la creación de este blog. Con mucho cariños les doy la BIENVENIDA a todo aquel que lo visite y quiera quedarse, que lo disfruten. Graciela

"A las puertas del cielo llegaron un día cinco viajeras
- ¿Quienes son Ustedes? les preguntó el guardián del cielo.
- Somos - Contestó la primera - LA RELIGIÓN
- LA JUVENTUD...- dijo la segunda
- LA COMPRENSIÓN...- dijo la tercera
- LA INTELIGENCIA... - dijo la siguiente
- LA SABIDURÍA - dijo la última
- Identifíquense!! - ordenó el carcerbero
Y entonces...
La religión se arrodilló y oró. La juventud se rió y cantó. La comprensión se sentó y escuchó. La inteligencia analizó y opinó. Y la sabiduría... contó un cuento."


(tomado de una idea de Anthony de Mello, modificada por Jorge Bucay)


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viernes, 16 de septiembre de 2011

EL PREJUICIO


Jiquiriça, municipio de Bahia, Brasil.

Mi padre cuando tenía 12 años estaba montado en una mula parado y conversando con un propietario rural. Se acercó un vaquero cabalgando una mula grande y le preguntó de manera prepotente y arrogante, expresando claramente su prejuicio:

- Negro, ¿el Coronel Coímbra está ahí?
No contestó.
Mi padre silenciosamente apuntó con el dedo, revelando que quien él buscaba estaba a su lado.
Inmediatamente el recién llegado comprendió su insensatez y se quitó el sombrero justificándose:
- Coronel, ¡perdóname! ¡Yo pensaba que usted por su poder y riqueza seria blanco!
- ¿Qué quieres?
El vaquero le enseñó un sobre en el cual un documento informaba la entrega de dos mil bueyes.
- Baja por esta carretera y en la tercera verja hay un chico para recibir al ganado. Al terminar, ¡venga a almorzar conmigo!
Llegando al local indicado le hizo a mi padre unos gestos y le dio una gratificación en dinero diciendo:
__ ¡Tengo miedo de que aquel negro me mate!
__ No te preocupes: ¡es una buena persona! Discúlpeme, usted es un hombre de edad y yo soy un niño, pero, ¡los ricos tanto pueden ser gente blanca como negra!
El vaquero subió la escalera que lo llevaría a la casa de dos pisos encontrando el Coronel vestido de traje, corbata y sombrero blanco.
- ¿Reconoces ahora que soy el Coronel Coímbra? ¡Voy a enseñarle mi autoridad!
El vaquero se arrodilló desesperado y pidió perdón.
Había una campana en la pared de la terraza donde estaban. El Coronel tiró de la cuerda varias veces, resonando un sonido ensordecedor. Surgió entonces una multitud de "matones" negros (lo mismo que guardaespaldas, pistoleros u hombres valientes). Imposible determinar la cantidad pues se perdían en escena, todos usaban los cabellos y la barba largos y estaban armados con rifles de repetición. El Coronel hizo un gesto con la mano para que fuera realizada una demostración de las armas y apuntaron hacia el vaquero. Este cerró los ojos presintiendo su fin. Sin embargo, enseguida todos se dispersaron.
El Coronel explicó que el almuerzo estaba listo y que después tratarían de negocios.
Era el año de 1924, treinta y seis años después de la abolición de la esclavitud en Brasil (hoy en 2007, ciento y diecinueve años), épocas distintas, sin embargo, comportamiento idéntico en la actualidad.

¿Para qué adoptar actitudes de desprecio con relación a los demás? El ser humano aún no aprendió a respectar a su semejante, no entendió el significado de las palabras de Jesús: "Ama a tu prójimo como a ti mismo." (Mateos 22:39)
Actualmente, en Brasil, tal actitud es considerada crimen contra el honor. Racismo. En el código penal brasileño la pena es de reclusión de uno a tres años y multa.

Texto narrado por Pedro Sabino da Mota (1912/2007) (padre de la autora)


Este Cuento hace parte del libro:
"Yo Poético"- Autora: Rosimeire Leal da Motta
Editora CBJE - RJ - Brasil - Agosto/2007 - Poesía y Prosa

© Rosimeire Leal da Motta.
Poetisa y escritora brasileña
Recibido a través de "Enviame tu cuento"

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por este maravilloso cuento demostrando la belleza de la igualdad entre los hombres. La ironía de las situaciones dispone que parezca ser de un modo o de otro, pero en todas se encuentra el factor común de que todos somos personas y por cierto, maravillosas todas. Enhorabuena Rosimeire por tu bello cuento y ejemplo.

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