Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos...
Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo:
Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces:
- Vaya que te ves mal ¿Qué te pasó?
La rosa contestó: - Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.
El sapo solo contestó: - Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.
Moraleja: Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos mas que ellos,más bellos o simplemente que no nos "sirven" para nada.
Todos tenemos algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie.
No vaya a ser que esa persona nos haga un bien del cual ni siquiera estemos conscientes.
No hagamos acepción de personas, por su aspecto. Dios creo con el mismo amor a la rosa que al sapo.
Te felicito Graciela cuánta verdad!!! Yo también me llamo Graciela y pienso que vivimos en una sociedad que en general juzga, envidia, se queja pero todavía hay muchas personas que todavía deben/debemos evolucionar porque "lo esencial es invisible a los ojos"
ResponderEliminarcariños y felicitaciones por tu blog, yo te copie lo de las viajeras para comentarlo con mis alumnos.