Con su ida me hizo reflexionar que nuestra vida es como un gran armario gigante lleno de cajones, grandes, pequeños, algunos desordenados que cada tanto nos dedicamos un tiempo para ordenar y desechar todo aquello que no sirve, los mal cerrados con ropa interior que nos han quedado trabándolos, otros perfectamente ordenados de las cuales sentirnos orgullosos de mantenerlos así, aquellos que se van vaciando completamente y subimos nuestras pertenencias pasando a ser nuestros cajones principales, donde tenemos una vista perfecta de todos los demás que dependen del principal, los que guardan imágenes, recuerdos, apuntes para no cometer errores, vivencias de toda nuestra vida, los que se salen de la guía y los que ya no tienen arreglo y esperan una reparación y vamos dilatando el tiempo para hacerlo, los que aún no sabemos lo que tienen…y caí en la cuenta que ese armario ya no era tan gigante como antes, lo voy alcanzando en altura y hasta me va quedando pequeño y sin darme cuenta en que momento lo he hecho y …¡Oh mi Señor en que poco tiempo ha ocurrido todo esto! Este armario es hermoso con todos sus defectos y perfecciones, apurémonos a restaurarlo y disfrutarlo que el tiempo es muy corto!!
Adiós mi querido Tío, fuiste una parte muy importante en mi niñez y el padre de dos de las personas que amo como hermanos.
Graciela. Administradora
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